Recordamos en #123acorrer aquella memorable final de los 100 metros lisos masculinos de los JJOO de Seúl 88, la cual hizo sentir a todo aquel que la pudo disfrutar en directo que acababa de presenciar algo que entraría en la leyenda para siempre.
Un saco de músculos llamado Ben Johnson ganaba el oro con 9.79, record del mundo, y aplastaba a su némesis, el hijo del viento, Carl Lewis, que con 9,92 también batía el record del mundo anterior (los cuatro primeros bajaron de 10 segundos, algo tremendo tratándose de 1988). Quién iba a pensar que todo ello se recordaría por todo lo contrario: dos días después Ben era desposeído de su oro por dopaje. Años después fue cazado otra vez y suspendido de por vida. Hoy en día Ben Johnson es un hombre de negocios dedicado a promocionar su línea de productos llamado “9,79”, destinados a mejorar la salud y el rendimiento físico. Además ejerce como entrenador profesional, escribe libros y vive en Canadá donde disfruta con la compañía de su hija y su nieta. Según reconoce en su web oficial, le pillaron con esteroides suficientes como para matar a un caballo… Asegura que en breve editará un libro en el que explica todo lo que sucedió aquel día que marcaría su vida para siempre.