Esta vez #123acorrer se acerca a los orígenes del Ironman, o mejor dicho, a la época en la que el triatlón pasó de ser un deporte recién nacido a un escenario para las grandes gestas.

La historia de Mark Allen se remonta a principios de los 80, cuando es testigo presencial de un Ironman en el que Julie Moss, compañera de trabajo y después esposa, cruza la línea de  meta en segunda posición, semiinconsciente, deshidratada, desorientada… pero con fe ciega en llegar a la meta. Esta experiencia le motiva a dejar sus tesis doctorales y comenzar a adentrarse en el mundo del Ironman.

Allen, gran deportista, pronto destaca y empieza a codearse conuno de los mejores de la época, Dave Scott. Hasta tal punto que le bate en varias ocasiones, en realidad en casi todas… menos en un evento puntual: el mundial de Hawai.

Año tras año Allen cede el trono a Scott, y una barrera mental le impide superar a su rival. Hasta que llegó el punto de inflexión: Mark decide concentrarse en Nueva Zelanda para su preparación del mundial de 1989. Se exprime como nunca y se centra en su gran objetivo: batir a Scott en Kona.

Todos hablan de aquella carrera, de aquel mundial. Según cuentan, el duelo de Scott y Allen en el mundial de Hawai de 1989 fue la carrera de resistencia más grande de la historia, un duelo que la prensa bautizó como “Ironwar”.

Scott batió en aquella prueba su récord del mundo en ¡18 minutos! Pero no fue suficiente. Por fin Mark Allen, 4 años más joven, recogía el cetro mundial de Ironman y batía por 58 segundos a su eterno rival. La espina estaba fuera y a partir de ahí Allen forja su leyenda con 5 mundiales más, el último con 37 años.

Dice la leyenda que la lectura sobre temas de control mental de chamanes indios fue decisiva en su éxito…