Salir a correr en verano se suele plantear como una tarea de enorme dificultad. El calor provoca que nuestro cuerpo necesite trabajar más de lo habitual para mantener la temperatura interna dentro de rangos normales, lo que genera un consumo extra de energía.

Además, también nos deshidrata, especialmente durante la actividad física, puesto que el cuerpo transpira para regularse. Si a esto le sumamos que, durante el D, especialmente si es intenso, la temperatura corporal puede aumentar hasta los 39–40 °C, tenemos un cóctel que puede poner en peligro nuestra salud.

Por eso es necesario tomar una serie de precauciones a la hora de planificar nuestros entrenamientos durante la época estival. Y eso es precisamente de lo que vamos a hablar a continuación:

- En primer lugar, asegúrate de que tu ropa es la adecuada. En este caso, lo mejor es optar por ropa holgada que permita que circule el aire y no acabes empapado en tu sudor más de la cuenta. El tejido también es importante. Evita materiales de algodón (excepto en calcetines), elije tejidos técnicos que sean transpirables. Estos, además, deben ser de tonalidades claras para que reflejen el calor y no absorbas grados de más.

- Protégete del sol: para ello es imprescindible aplicarse protección solar, incluso aunque el día esté nublado. Acuérdate también de los labios, los grandes olvidados. Asimismo, es recomendable el uso de una gorra o visera y gafas de sol para mayor protección del rostro y de los ojos.

- Planifica bien las rutas que pretendes realizar: selecciona zonas en las que abunde la sombra y evita aquellas en las que haya grandes tramos de exposición al sol. Parques y zonas verdes serán tus grandes aliados en esta tarea.

- Intenta entrenar en las horas más frescas del día: en este caso, las primeras horas de la mañana o al anochecer. Evita las horas de ardor porque aumentan el riesgo de agotamiento y de sufrir golpes de calor.

- Hidrátate constantemente: asegúrate de beber agua suficiente antes y después de tu entrenamiento para reponer todos los líquidos perdidos en la sudoración. Si no puedes llevar contigo una botella, encuentra una ruta en la que haya fuentes de agua potable.

- La alimentación, tu mejor aliada: mantener una dieta equilibrada es muy importante para que tu rutina sea satisfactoria. En este caso, la fruta es importantísima porque es refrescante además de lo que aporta a nivel de hidratación.

- Escucha tu cuerpo y descansa si lo necesitas: presta atención a las señales de agotamiento o deshidratación. Si te sientes mareado, con náuseas o calambres, para y descansa. No te fuerces a seguir corriendo si tu cuerpo te está indicando lo contrario.

Con todos estos consejos comprobarás que tus sesiones de entrenamiento para este verano serán mucho más satisfactorias.