A finales de enero quince corredores llevaron a cabo esta delirante vuelta al mundo atlética. Magnífica prueba #123acorrer.

Debido a la compleja logística que supone dar la vuelta al mundo en algo menos de una semana, sólo 15 corredores fueron aceptados por la organización. Todos lo consiguieron. Se trata de un reto cuyo componente geográfico imprime mucha más dificultad a la exigencia puramente deportiva.

Procedentes de Alemania, Singapur, Estados Unidos, Japón, Marruecos, Corea del Sur y Australia, los quince aventureros tuvieron que emplearse a fondo, ya que dispusieron de 168 horas ininterrumpidas para completar el desafío, haciendo siempre frente a la falta de sueño, a las diferentes climatologías según los cambios de hemisferio y a la improvisada alimentación en ruta.

Los quince valientes iniciaron su maratoniano periplo en La Antártida (Base Polar Union Glacier), luego América del Sur (Punta Arenas, Chile), después América del Norte (Miami, Estados Unidos), continuaron en Europa (Madrid, España), siguieron en África (Marrakech, Marruecos), enlazaron con Asia (Dubái, Emiratos Árabes) y finalizaron en Oceanía (Sídney, Australia).

Durante los siete días consecutivos de carrera, los corredores cubrieron unos 40.000 kilómetros. Utilizaron 8 vuelos intercontinentales, siempre en dirección este. Algo más de 55 horas han permanecido en el aire los maratonianos, mientras que con los pies en el suelo han sumado 105 horas.

La etapa más exigente fue en Marrakech, celebrada durante la noche sólo cuatro horas después de que los corredores abandonaran Madrid.

Tras concluir el último maratón en una bahía a las afueras de Sídney, los quince corredores coincidieron en comentar el descontrol físico y mental que habían sentido a lo largo de una semana que parecía no tener fin… asegurando que su máximo deseo era “aterrizar” lo antes posible en una cama.